Aunque en cierta manera se puede confundir, es independiente a los medios utilizados en la medicina alopática, un tipo de medicina alternativa que es empleada por los homeópatas.
Se usan métodos tradicionales con tintes espirituales que a menudo se relacionan con la magia y el ocultismo. Sin embargo, en la actualidad también se emplea el término “sanador no espiritual”, cuyas técnicas suponen una alternativa complementaria al tratamiento médico. Para hacer un uso correcto de ellas es conveniente informar al doctor.
Es necesario ser conscientes que en el mundo también hay malos curanderos o sanadores que aprovechan los conocimientos que poseen para estafar a las personas. Lo que hacen es alabar sus poderes de sanación para sacar el mayor beneficio posible, valiéndose de la debilidad y desesperación de algunos pacientes.
Existen toda clase de impostores e incluso aquellos que poseen titulación bajo un nivel ético bastante dudoso. La capacidad de curar de un sanador puede ser mayor o menor, pero no estamos hablando de eso, sino del calado emocional y moral ciertamente discutible de algunas personas.
Los curanderos o sanadores que cuentan con un don especial no suelen pregonar su potencial a los cuatro vientos, aunque tengan capacidad para curar casi cualquier cosa, empleando todo tipo de medios a su alcance.
Muchos de ellos emplean la oración o la imposición de manos, otros la cera bendita, los libros sagrados como los Evangelios o incluso las hierbas medicinales. Si estás decidido a contratar un curandero o sanador, puedes optar por cualquiera de ellos. Todo dependerá de tus creencias y necesidades.
En el pasado constituían la seguridad de cada comunidad o pueblo, algo que sigue sucediendo en algunas tribus indígenas. Eran y son capaces de aliviar cualquier enfermedad, así como problemas de salud relacionados con insolaciones, quemaduras, mal de ojo y heridas.
Sin embargo, debes saber que no todos los curanderos curan todo. Algunos de ellos se han especializado en dolencias concretas, utilizando métodos tradicionales que destacan por su perfil artesanal. Otros, sin embargo, siguen las terapias más novedosas, adaptándose a los nuevos tiempos que corren y dejándose guiar por las nuevas tecnologías.
Estas creencias sanadoras están presentes en pleno siglo XXI. Ya lo dijo Gregorio Marañón: “siempre será mejor un buen curandero, que un mal médico”.
Los curanderos tradicionales son los más alabados por su gran humildad y su capacidad altruista. A la hora de contratar estos servicios, debes saber que algunos hombres y mujeres asocian sus poderes como un regalo que adquirieron en su nacimiento y por eso no cobran la labor y ayuda que prestan. Gracias precisamente a su respeto y bondad, muchas de estas personas han obtenido una inmejorable reputación a través del boca a boca, haciendo que se pueda confiar en ellas.
Los curanderos pueden utilizar cualquier medio a su alcance para sanar, ya sea el hierro, el agua, el fuego o las plantas. Su pensamiento se basa en restaurar el equilibrio para curar la enfermedad, cuyo origen se debe a una quiebra en el orden cósmico.
Paracelso fue un médico y alquimista suizo cuyos orígenes datan del siglo XVI. Él expresó que Dios no había puesto ninguna enfermedad en el mundo sin haber puesto su antídoto o remedio en la naturaleza. Los sanadores son muy conscientes de ello y así actúan.
Los elementos más frecuentes que son usados por los curanderos son las plantas medicinales. Las propiedades que contienen son muy beneficiosas para atender la salud del ser humano. Ten presente que, si contratas un sanador, es posible que emplee éstos métodos naturales. De hecho, uno de los documentos o tratados más antiguos donde se revelan 700 prescripciones dotadas con productos naturales data de 1550 a.C. Se trata del papiro egipcio Ebers y en ellas aparecen plantas como la amapola, el lino, la menta, el hinojo o el azafrán.
No es cuestión de entrar en un debate donde se plantee la cuestión de creer o no en la capacidad sanadora de todos los curanderos y sanadores. Todas las personas que se entregan a este menester afirman que poseen la facultad de curar a través de formas variopintas, ya sea con pociones de hierbas, rituales mágicos, métodos ocultistas, etcétera.
Muchas de estas personas creen de verdad que pueden conseguirlo y se han ganado el respeto de los que creen firmemente en ello. De ese modo, hay curadores que sienten que están prestando un servicio honroso a la humanidad al auxiliar al prójimo con su capacidad sanadora.
Sin embargo, otros individuos utilizan la psicología humana en su propio beneficio, no en el de los demás. Estas personas son sabios pero en el arte del engaño y saben cuándo alguien se siente vulnerable y débil para atacar.
Puede que no sea fácil distinguir a un curandero falso de otro que no lo es, pero estas recomendaciones te darán alguna pista para hacerlo:
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